Nota original: http://restaurarg.blogspot.com/2019/10/vendemos-proteinas.html
La Argentina exportó durante el 2018 U$S 2.148 millones de pesca y derivados. El sector emplea más de 22.000 personas. El consumo interno es bajo - si bien las estadísticas son dispares - Algunos de los números dan un consumo per cápita menor a 5 kilos por persona por año, lejos del promedio mundial.
Las exportaciones de pesca (peces, crustáceos, moluscos y derivados) es superior a las exportaciones de carne vacuna. Sí. Vendemos más pescado que carne.
A su vez la Argentina, conjuntamente con EEUU, es el mayor consumidor de carne vacuna del mundo, medido en kilos por habitante por año. Si sumamos todas las proteínas animales consumidas: vacuna, porcina, ovina, caprina, aviar y - poquito - pescado, tenemos uno de los mayores consumos de proteína animal del mundo, como dije, conjuntamente con EEUU. Tal vez éste sea el secreto por el cual tenemos tan excelentes deportistas.
Ahora bien, la pesca argentina presenta un montón de problemas, diferentes que los que tiene la ganadería.
La exportación está concentrada en muy pocas empresas. Siete de las diez empresas que más exportan son extranjeras. La ganadería es fruto del esfuerzo de miles de productores. En la ganadería argentina la propiedad está atomizada y en la pesca concentrada. Es tema para otro día.
En 1970 la totalidad de las empresas pesqueras eran nacionales (César Augusto Lerena). Durante el gobierno electo de 1973 el gobierno junto a la FAO financiaron la renovación de la flota, plan que mientras duró fue exitoso.
Desde Felipe Solá la totalidad está prácticamente en manos extranjeras. La pesca artesanal está casi en la ruina.
Los principales destinos de las exportaciones son España, China, Estados Unidos, Japón, Italia. A su vez España reexporta al resto de la Unión Europea, y China elabora pescado y reexporta a varios países, como Rusia o EEUU.
Esto referido a la pesca legal. Luego tenemos la pesca furtiva, al borde de la plataforma argentina. Acá hay infinidad de problemas que sólo los enunciaré. No hay buques de Marina de Guerra para custodiar el límite de la plataforma, por lo que los pesqueros entran y salen a su gusto.
Estos buques se aprovisionan y hacen reparaciones tanto en los puertos de Uruguay o en Malvinas. Los principales piratas son los españoles, los chinos, los coreanos del sur y en menor medida, los rusos. Llama la atención la infinita tolerancia del gobierno argentino para con españoles y chinos, dado que son nuestros principales socios comerciales y a su vez detentan la mayoría de las licencias otorgadas por el gobierno.
Es difícil de entender la prohibición de pesca de algunas especies en el Golfo de San Carlos, que permitió la recomposición de los cardúmenes (bien) y que emigran - sin ser pescados - hasta fuera de la plataforma argentina (mal). Constituyen un botín resguardado por las autoridades argentinas que los piratas esperan al borde de la frontera.
Por último están las licencias pesqueras otorgadas por el gobierno británico que usurpa las Islas Malvinas. Hay pesqueros de todo el mundo (gallegos, chinos, coreanos del sur y rusos). La flota más importante es la gallega que ingresa los productos a la Unión Europea sin arancel alguno, porque - presten atención - la UE lo considera como pesca dentro de su territorio y su mar.
Tal vez entregar la pesca de Malvinas a España - y por su intermedio a Francia y Alemania - haya sido el precio que GB pagó para que España no denunciara a Gran Bretaña como usurpadora de Malvinas. Algún día lo sabremos.
Elaboración del Pescado
Los datos corresponden a exportaciones, no se encuentran relacionados con producción ni captura.
“MOA pesquero” productos elaborados (ejemplos: latitas de conserva de pescados, harina de pescado).
La exportación de productos elaborados bajó de 440 millones de dólares en el 2010 a la mitad siete años después. Las razones las he expuesto en detalle con anterioridad (*): los impuestos que se acumulan en cada etapa de elaboración constituyen un gigantesco sesgo anti-industria de la política y la política tributaria argentina (**). Los políticos son proindustriales de la boca para afuera, pero en los hechos, sancionan leyes que impiden la elaboración de bienes.
La única herramienta rápida para compensar los altos impuestos y los pésimos servicios de energía y transporte es un tipo de cambio alto. Tampoco esa facilidad tienen los industriales.
Pensemos que cualquier fábrica de conservas o de harina de pescado debe comprar el pescado con impuesto a los ingresos brutos e impuestos al cheque incluidos, pagar flete desde el puerto hasta la fábrica (aunque sean cinco cuadras) y el flete es 55% impuesto, y debe mover sus máquinas con electricidad que paga el doble por la carga impositiva (recuerden que existen tres leyes en provincia de Buenos Aires que agregan más de un 20% a la factura de electricidad, que ya contiene IVA e IIBB). Ninguno de esos problemas lo tienen gallegos y chinos. Llevan el pescado a sus puertos y lo elaboran allí y no tienen que pagar esta larga lista de impuestos.
Estas mismas cuentas las podemos hacer para el mercado interno. Un licenciatario vende al exterior y ahí terminan sus problemas. Si le vende a un distribuidor para mercado doméstico empieza a pagar impuesto a los ingresos brutos, impuesto al cheque y carísimo flete hasta la Capital o Rosario, peajes incluidos - nunca dejemos de darle unos pesos a Roggio o a Macri - a lo que se suma que tanto el distribuidor como todas las pescaderías minoristas venden, básicamente, frío. Y el frío requiere de electricidad...que es mitad impuestos. Por eso el pescado argentino es más barato en Europa que en la Ciudad de Buenos Aires. De esto tampoco se ocupan los gobernantes argentinos.
Consideraciones Generales sobre el Mar Argentino
Las exportaciones detalladas provienen en su mayoría del Mar Argentino. Hay un porcentaje pequeño de acuicultura. Si no tuviéramos los impuestos y fletes que tenemos, las exportaciones de acuicultura podrían ser multimillonarias. Ejemplos: ciclo pacú-arroz en Formosa y Corrientes, pejerrey de laguna en Provincia de Buenos Aires, crustáceos y moluscos (langostinos, centolla, mejillones) en toda la Isla Grande de Tierra del Fuego y resto de la costa atlántica. No hacen falta créditos, ni promociones. Falta que saquen impuestos y haya fletes eficientes. La gente se las ingenia sola.
La exportación de peces de río es mínima.
La Argentina compra servicios de flete y seguros sobre sus exportaciones de U$S 6.000 millones al año. Un poco menos del valor de las retenciones. La marina mercante argentina en su mejor momento manejó el 38% del volumen. Estar en esa situación sería un ahorro de U$S 2.400 millones en divisas y contar empleos bien pagos.
Actualmente el 90% de los barcos de carga se construyen en Corea del Sur y China, con el agravante de que la principal empresa coreana acaba de ser comprada por China este año. Sin embargo la consecuencia inmediata es que los barcos son más accesibles que años atrás. Con poco dinero armaríamos nuestra propia flota. Mi propuesta es poner en marcha nuestros astilleros con nuestro acero. Mientras, comprar nuevos y usados para empezar a movernos. Y que, al reducir los impuestos, sea el sector privado (y no el público) el interesado en explotar este negocio.
No se puede defender nuestra pesca sin Marina de Guerra. Punto. Hay que invertir dinero en proteger lo nuestro, un negocio de miles de millones de dólares en pesca.
Por último, hay que entender cuál es el negocio de la Argentina. ¿Cuál es? Si es - como yo creo que es - vender proteínas, entonces no podemos darle carta blanca a que se lleven gratis o por monedas nuestra proteína animal ictícola (peces) cuando tanto los europeos (Unión Europea) como los asiáticos ponen innumerables barreras - llámese cuotas - para comprar carne. En el fondo la cuenta es ésta “¿para qué le voy a comprar carne de vaca a estos tontos si les robo el pescado gratis?”.
Sería hermoso tener un servicio diplomático. Otra vez será.
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Notas:(*) IMPOSIBLE EXPORTAR CON EL LASTRE DE LOS IMPUESTOS
(**) CERDOS: LA CARGA IMPOSITIVA FRENA LA INVERSIÓN
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